La primera milla a temperatura controlada: un paso fundamental

Para lograr una logística en frío perfecta, necesitaremos optimizar y garantizar el funcionamiento de la primera milla, un concepto olvidado pero fundamental para asegurar la cadena de frío


La primera milla, aunque menos conocida que la última milla, es tanto o más decisiva a la hora de lograr una cadena de suministro que funcione a la perfección. Puesto que, si todo falla en la primera etapa, de nada servirá optimizar y esforzarse en optimizar la última. 

Por esta razón, cada vez más compañías se centran en componer una infraestructura logística eficiente, desde su principio hasta su fin, para poder enfrentarse a cualquier reto que se les presente. 

A través de este artículo abordaremos qué es la primera milla, por qué es tan importante y cómo podemos optimizarla para lograr nuestros objetivos. 


¿Qué es la primera milla logística? 

Este concepto hace referencia a una fase o conjunto de operativas que tienen lugar en el inicio de toda cadena de suministro. Por tanto, la primera milla comienza tras la realización de un pedido, por lo que puede incluir una amplia gama de procesos, como la preparación, embalaje, o el almacenaje de la mercancía.  Además, en términos generales, finaliza en el momento en el que la mercancía se carga en el transporte que lo llevará hasta su destino final, es decir, la última milla. 

Esta etapa de la cadena de suministro implica necesariamente un análisis cuidadoso de los procesos y operaciones intervinientes, en cuyo centro debe colocarse un eficiente y adecuado sistema de almacenamiento


Un paso fundamental en la primera milla: el almacenamiento

Este sistema del que hablamos en el párrafo anterior se trata de un almacén a temperatura controlada, una instalación dedicada al almacenaje, preparación y expedición de productos que deben ser conservados a una determinada temperatura. Normalmente, este tipo de almacenes suelen trabajar en cuatro rangos de temperatura diferentes:

  • Temperatura ambiente: Esto significa que el espacio no puede bajar de los 15 ºC ni superar los 30 ºC para que los productos se conserven a la perfección.
  • Fresco: Es decir, que la temperatura oscile entre los 10 ºC y los 15 ºC.
  • Refrigerado: Este rango debe mantener un frío de entre 0 ºC y 10 ºC, dependiendo de las especificaciones técnicas de cada producto. 
  • Congelado: En este caso, los productos deben conservarse a una temperatura mínima de -30ºC y máxima de -18ºC

3 claves para un almacenamiento a temperatura controlada perfecto

Que esta primera etapa de la supply chain funcione como un reloj suizo no es tarea fácil, y menos aún cuando hablamos de la primera milla a temperatura controlada. Para lograrlo, es imprescindible contar con: 

  • Rigurosos sistemas de trazabilidad: de esta forma, podremos garantizar la integridad de la mercancía, comprobando la situación y el estado del producto en tiempo real. 
  • Personal experto en logística en frío: la empresa logística que lleve a cabo esta primera deberá contar con una plantilla que conozca todas las normativas vigentes de sanidad y calidad para garantizar la integridad de la cadena de frío durante su almacenamiento. 
  • Cámaras frigoríficas: los almacenes deben estar dotados de cámaras frigoríficas en buen estado, capaces de controlar la temperatura de la mercancía en todo momento. 

En definitiva, para garantizar la calidad de tus productos a temperatura controlada, será necesario centrarse también en la primera milla, la hermana olvidada de la última milla. Porque para que la cadena de suministro no sufra fallos, todos sus eslabones deberán funcionar a la perfección. 



 

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